El monopolio es una estructura de mercado en la que un único oferente en quien controla la oferta de un bien o servicio específico, aumentando las probabilidades de que dicha empresa fije sus precios al alza libremente, perjudicando a muchos consumidores que quieran obtenerlo. En otras palabras, es un concepto que hace referencia a cuando una única empresa domina todo el mercado de oferta.
¿Cómo funciona el monopolio?
Una organización empieza a considerarse cómo un monopolio cuando empieza a abarcar más del 70% de la cuota total del mercado, lo cual puede surgir a raíz de distintos factores cómo una falta de regulación, una superioridad tecnología por parte de la empresa, una existencia de economía de escala, entre otras cosas.
Entonces, se convierte en un mercado con un producto definido que tiene escasos, o nulos, sustitutos donde el principio de precios, con base en la ley de oferta y demanda, no tiene ningún tipo de influencia, lo que a su vez provoca que una organización monopolista juegue con los precios que mejor le convenga con el fin de maximizar sus ganancias y beneficios, sin pensar verdaderamente en sus clientes.
¿Cuáles son las características del monopolio?
Hay que decir que existen varias leyes en los países que buscan evitar que un mercado se llegue a monopolizar. Aun así, vamos a hablar de las principales características que tiene un monopolio una vez se lleva a cabo:
Influencia del vendedor sobre el precio y cantidad del mercado: al no existir más competencia en el mercado, la empresa oferente puede actuar sobre el precio de un bien o producto en función de sus intereses, sin tener que preocuparse mucho porque sus clientes busquen otras alternativas.
Grandes barreras de entradas: cuando nuevas empresas o vendedores intentan acceder a un mercado que se encuentra monopolizado, suelen verse con varios impedimentos que le permitan darse a conocer y tener éxitos. Dichos impedimentos pueden darse por distintos lados, cómo situaciones económicas de escala, leyes gubernamentales, o por acciones de la misma empresa dominante.
Falta de bienes que sirvan cómo sustitutos: al estar un mercado en situación de monopolio, el consumidor no puede elegir otros bienes que sirvan de sustitutos para cubrir sus necesidades, y restarle poder de mercado a la empresa dominante, por lo que se termina viendo obligado a comprar a la empresa monopolista.
Existencia de un único vendedor o producto: estar en un monopolio implica que los consumidores se encuentran con un único producto que, además, es ofrecido por un único vendedor, impidiendo otras alternativas. Esto les obliga a adaptar sus necesidades al producto que compran, y no al revés cómo debería ser.
Inexistencia de la curva de oferta: debido a que en un mercado monopolista no tiene que hacer verdaderamente un análisis sobre la oferta y demanda de sus bienes, no tiene algún sentido preguntar sobre qué producción realizan a diferentes precios.